Durante el mes de marzo, como cada año, se ha celebrado la Semana Internacional de la Endometriosis, una enfermedad que sólo sufren las mujeres. Vamos a acercarnos a esta gran desconocida y a analizar los principales beneficios potenciales del uso terapéutico del cannabis para el tratamiento de la endometriosis.
Durante el mes de marzo, como cada año, se ha celebrado la Semana Internacional de la Endometriosis, una enfermedad que sólo sufren las mujeres. Vamos a acercarnos a esta gran desconocida y a analizar los principales beneficios potenciales del uso terapéutico del cannabis para el tratamiento de la endometriosis.
A pesar de ser conocida como la enfermedad del silencio, el número de mujeres que padecen endometriosis asciende a más de 176 millones en todo el mundo. Sus vidas se ven ligadas a la enfermedad, al sufrimiento y a la incomprensión, derivados de la ignorancia y el silencio que la rodea. Es una enfermedad crónica e invalidante como pocas, que tiene unas consecuencias devastadoras en la fertilidad femenina.
El escaso conocimiento clínico y la falta de recursos dirigidos a la investigación sobre las causas y el tratamiento no han sido prioritarios, por lo que infinidad de mujeres han tenido que pasar por varios especialistas, o por el quirófano, antes de conseguir un diagnóstico, a pesar de que el número de afectadas crece de forma considerable cada año.
¿Qué es la endometriosis?
La endometriosis es un trastorno que se produce cuando el tejido endometrial, el tejido que cada mes pierden las mujeres en la menstruación, se distribuye la mayoría de la veces sólo alrededor de los ovarios, aunque a veces también lo hace por otras partes del cuerpo como el peritoneo, el intestino y otras partes de la cavidad abdominal, formando los llamados endometriomas o quistes endometriósicos. Incluso se habla de que, en algunos casos, el tejido endometrial ha llegado a los pulmones.
Síntomas
La enfermedad se caracteriza sobre todo por el dolor severo, además de por el sangrado irregular y los problemas de esterilidad. El dolor que se produce con la regla, también llamado dismenorrea, es un dolor normalmente fisiológico y provocado por las alteraciones inflamatorias que sufren las mujeres durante la menstruación. Pero en el caso de la endometriosis, los periodos dolorosos también se manifiestan en otros momentos: dolor abdominal y calambres antes y durante la menstruación, dolor durante o después de las relaciones sexuales, dolor con las deposiciones, dolor pélvico o lumbago. Además de todo este dolor insoportable, muchas de estas mujeres también sufren vómitos, desmayos y una irritabilidad extrema.
Son muchos los especialistas que opinan que el ciclo menstrual normal no tiene que doler, y que el ciclo premenstrual no debería existir, por lo que la presencia de ambos indica una alteración neuroendocrina en el cuerpo.
Diagnóstico
Aunque la media de tiempo que se tarda en diagnosticar la endometriosis está en torno a los 7-8 años, algunas mujeres han tenido que esperar hasta casi 30. A pesar de que la endometriosis suele empezar a manifestarse en el momento que comienza la menstruación regular, es decir, en la adolescencia, las pacientes sufren irremediablemente hasta que el médico da con el diagnóstico correcto. Y también después, como nos cuentan las propias pacientes en este revelador e interesantísimo documental, ”Endometriosis, la punta del iceberg”, realizado por RTVE en 2010.
A veces, la media de especialistas por los que pasa la paciente hasta conseguir el diagnóstico es de 5 a 6, o incluso más. Se estima que la padecen el 40% de las mujeres con dificultades para lograr el embarazo y del 8 al 10% de las mujeres en edad reproductiva. Actualmente, es la patología más importante en ginecología y el número de afectadas ha aumentado enormemente durante los últimos años.
Tratamientos más habituales
El tipo de tratamiento depende de la edad, de la gravedad de los síntomas, de la gravedad de la enfermedad, y de si se quiere o no tener hijos en el futuro. Dependiendo de cada uno de estos casos, hay diferentes opciones de tratamiento.
Dado que uno de los principales síntomas de la endometriosis es el dolor, uno de los tratamientos básicos consiste en reducir esta sintomatología mediante analgésicos, o bien de venta libre, como el paracetamol y el ibuprofeno, o los recetados si el dolor es más fuerte. Asimismo, se recomienda realizar ejercicio y técnicas de relajación, y exámenes médicos regulares para comprobar que la enfermedad no empeora.
Cuando los síntomas son leves, también se usan terapias hormonales, que pueden evitar que la endometriosis empeore pero, por supuesto, no pueden curarla. Las píldoras anticonceptivas suelen aliviar la mayoría de los síntomas, pero no obstante, no previenen la cicatrización ni curan ningún daño que ya se haya producido. Las pastillas o inyecciones de progesterona y los medicamentos agonistas de gonadotropina ayudan a reducir el tamaño de los tumores e impiden que los ovarios produzcan estrógenos, respectivamente, pero presentan efectos secundarios importantes.
El tratamiento más frecuente cuando los síntomas son graves y no remiten con otros tratamientos es el quirúrgico. Normalmente se realizan a través de laparoscopias, que ayudan a diagnosticar definitivamente la enfermedad y también puede eliminar los tumores o quistes y el tejido cicatricial o endometrial. Otra técnicas utilizadas son la laparotomía y la histerectomía, siendo esta última la cirugía más agresiva de todas y normalmente la última solución.
Pero el problema es que después de la mayoría de estas intervenciones quirúrgicas, los cirujanos no eliminan completamente la placa de endometriosis y esas células se reproducen enseguida, formando una placa de un tejido duro como el mármol, por lo que la enfermedad suele reincidir. Como consecuencia, es fundamental extirpar todos los nódulos de endometriosis en una sola cirugía óptima. Asimismo, resulta evidente que debe producirse un consenso en la comunidad médica en cuanto al tratamiento de la endometriosis, por lo que hay que encontrar y desarrollar nuevos tratamientos menos agresivos para esta enfermedad, que desde luego podrían servirse de los múltiples beneficios que proporciona el cannabis.
¿Qué causa la endometriosis?
Existen diferentes teorías en lo que respecta al origen de la endometriosis. Los especialistas apuntan a factores genéticos y personales intrínsecos, aunque no descartan posibles factores medioambientales como desencadenantes de esta agresiva dolencia.
Según la Dra. Carme Valls Llobet, médico endocrinóloga y directora del Programa Mujer y Salud (CAPS), parece que el endometrio de las pacientes afectadas presenta unas características inmunohistoquímicas moleculares, que hacen que estas moléculas tengan la capacidad de adherirse a la superficie del peritoneo y de proliferar, y generar, un aumento de la vascularización alrededor de sus implantes. Estas alteraciones inmunológicas también pueden deberse a factores ambientales. En la endometriosis, el tejido que se va a la cavidad abdominal genera nuevo tejido mediante la angiogénesis. La razón de esta gran proliferación interna es que tenemos una hormona que la estimula enormemente, los estrógenos. Sin embargo, también podemos encontrar estrógenos en el medioambiente, donde hay más de 15.000 sustancias de este tipo, tanto en el agua (los bisfenoles), como en el aire (los hidrocarburos que salen del tubo de escape de los coches en combustión), y en los alimentos (las dioxinas en los piensos).
En investigaciones llevadas a cabo por la Endometriosis Association, a principios de los años 90, se descubrió un eslabón inicial entre la exposición de dioxina (TCCD) y el desarrollo de la endometriosis. La dioxina es un químico tóxico derivado de la fabricación de pesticidas, pulpa blanqueada y productos de papel, y de la incineración de desechos médicos y municipales. En un estudio realizado por la EA, se descubrió que una colonia de chimpancés había desarrollado endometriosis después de ser expuestos a la dioxina. El 79% de las chimpancés expuestas a la dioxina desarrollaron endometriosis y, además, a medida que la exposición a la dioxina era mayor, la endometriosis era más severa.
¿Cómo ayudan el cannabis y los cannabinoides en el tratamiento de la endometriosis?
Como ya hemos explicado, la endometriosis es una enfermedad crónica y todavía no existe una cura. Disponemos de numerosas evidencias médicas y científicas que demuestran que los cannabinoides que contiene la planta del cannabis (los fitocannabinoides) pueden aliviar la mayoría de los síntomas producidos por la endometriosis, tales como el dolor, la depresión, el dolor de cabeza, hipoglucemia, ansiedad, fatiga, fiebre, inflamación, y muchos otros.
Propiedades antiinflamatorias e inmunoreguladoras
Son muchas las pacientes que afirman haberse beneficiado del consumo de cannabis durante las crisis de determinadas enfermedades de carácter inflamatorio, especialmente si cursan con un componente autoinmune. Parece ser que, en estos casos, el cannabis no sólo actuaría como analgésico, sino además mediante una acción antiinflamatoria demostrada hasta ahora en varios estudios de experimentación sobre animales.
Se cree que tanto los antagonistas, como el CBD, y los agonistas, tales como el THC y el agonista endógeno 2-AG, disminuyen la inflamación al inhibir la función de los macrófagos, que son células blancas de la sangre de gran tamaño y especializadas, esenciales para diferentes respuestas inmunes.
Las investigaciones indican que el cannabidiol (CBD), el componente no psicoactivo del cannabis, es responsable de la reducción en la inflamación asociada con estados inflamatorios crónicos, como demostraron en un estudio de 2004 investigadores italianos de la Universidad de Milán-Bicocca. En el caso de la endometriosis, las células que recubren el útero (endometrio) están presentes fuera de él y pueden sangrar liberando mediadores inflamatorios y causando dolor localmente. Con la administración del cannabidiol, se produce una gran mejora en la calidad de vida de las pacientes porque pueden controlar el dolor, e incluso dejar de tomar cualquier otro medicamento por completo.
Propiedades analgésicas
El cannabis se utiliza ampliamente en el tratamiento del dolor crónico resultante de un amplio número de enfermedades diferentes. Quizás sea la aplicación terapéutica de la marihuana a la que se ha hecho mayor referencia a lo largo de los siglos, desde su aparición en la primera farmacopea del emperador Shen Nung (3750 a. C.) hasta las referencias del uso que hacia de ella la Reina Victoria en el siglo XIX, recetada por su médico personal, que le prescribió una tintura de cannabis para los dolores y calambres menstruales (dismenorrea) que la Reina Victoria padecía. También durante ese mismo siglo, antes de la comercialización de los derivados del opio, se consideraba uno de los medicamentos más valiosos.
Investigadores de la Universidad Estatal de Florida en Tallahassee (EE.UU.) han estudiado el papel del sistema cannabinoide endógeno en el dolor asociado a la endometriosis. Usando un modelo de rata, descubrieron que los agonistas de los receptores CB1 disminuyen la hiperestesia asociada a la endometriosis, mientras que los antagonistas de dichos receptores la aumentan. Bloquear los receptores CB1 aumentaba la sensibilidad al dolor, al mismo tiempo que estimularlos la reducía. Los autores de este estudio concluyeron que el sistema endocannabinoide desempeña un papel en el desarrollo de los crecimientos anormales y el dolor relacionados con la endometriosis, lo que sugiere que los cannabinoides podrían proporcionar “un nuevo enfoque para el desarrollo de nuevos tratamientos del dolor en la endometriosis necesarios con urgencia”.